• Thierry Futeu tomó sus ahorros y recorrió cinco mil kilómetros para buscar refugio en Melilla. Seis años después es seleccionado español de rugby y jugador del Stade Français en París
CIUDAD DE MÉXICO.
A inicios de 2014, unos seis mil migrantes africanos
llegaron a Melilla con la intención de saltar la valla y pedir cobijo en
territorio español. Había gente de Camerún, Nigeria, Senegal y Costa de Marfil.
Entre ellos estaba un joven de 18 años llamado Thierry Futeu, mozo alto y
delgado que abandonó a su familia en Duala (Camerún), un poblado donde dominan
las bandas, las drogas y los pleitos callejeros.
Titi, así le dicen sus amigos, creció en el mismo
territorio del futbolista del Barcelona, Samuel Eto’o, y, como muchos niños de
la región, soñaba con llegar algún día a España y jugar la Champions. Sin
embargo, a Thierry no le iba muy bien en los estudios y su padre (Jean Claude)
le dijo que se le había acabado el tiempo de jugar futbol.
Un amigo lo llevó a probarse en un equipo de rugby
amateur llamado Union Rugby Club Bilongue y de ahí dio un salto al equipo Sub
20 de su país. Todavía con su afición al futbol y a la Champions, Thierry
comenzó a fortalecer los músculos hasta alcanzar los 85 kilos de peso y buscar
fortuna en otro país.
Fue entonces que otro amigo lo motivó a que ambos fueran a
probarse en un equipo en Marruecos. Entusiasmado, Thierry tomó los ahorros que
había juntado cargando bolsas en los mercados y sacando arena de la playa para
construcciones. Quería comprarse una bicicleta, pero la idea de jugar en
Marruecos le cambió los planes.
Titi también quería dejar atrás los peligros de las
bandas, los robos y las drogas, en un barrio en donde existe la justicia
popular. Eso significa que la gente atrapa a los ladrones, violadores o
pandilleros y los golpea hasta la muerte.
Atrás dejó a su madre Clarisse, sus hermanas Syntiche y
Huilda, así como a su padre Jean Claude. Tomó su ropa de rugby, sus ahorros y
los echó a un saco. Su padre le dijo que le avisara si la aventura no
funcionaba para mandarle el dinero suficiente para su regreso.
De Duala a Marruecos hay casi cinco mil kilómetros. No
sería tan fácil. Titi y su amigo tomaron un autobús y un taxi hasta la frontera
con Nigeria. A Thierry se le acabó pronto el dinero y su padre le envió lo
suficiente para que desistiera del viaje y regresara. El joven Futeu recibió el
dinero, pero no renunció a su aventura. Atravesaron Níger, un desierto, un
tramo en taxi y otro a pie. En Argelia se quedaron una semana para recolectar
monedas recogiendo naranjas.
Cuando por fin llegaron a Marruecos, Thierry se enteró
que la intención de su camarada no era jugar rugby. Buscaba saltar la valla en
Melilla y refugiarse en territorio español. Vivieron más de ocho meses en el
monte marroquí, en tiendas improvisadas con troncos, piedras y plástico. Allí se
juntaron a la caravana de casi seis mil migrantes africanos que buscaban asilo.
Sólo unos 400 lo lograron.
Titi lo intentó varias veces, en una franja donde la
policía marroquí no se tienta el corazón para golpear a los
indocumentados. Había que correr de aquí para allá y regresar al monte en
varias ocasiones.
Lo logró a la tercera. Una madrugada después de la final
de la Champions entre el Real Madrid y el Atlético. La policía había mirado el
encuentro en la víspera y la madrugada lucía desierta. Eran tantos los
migrantes que saltaron la valla que los pocos uniformados fueron insuficientes
para detenerlos.
El joven Futeu se lastimó una pierna al saltar la valla,
pero no le impidió caer en territorio español. Aunque Melilla está en la punta
del continente africano, pertenece al país europeo y la Policía Nacional
respeta tus derechos (no así la Guardia Civil).
El joven de 18 años fue al Centro de Estancia Temporal de
Inmigrantes, le asignaron una habitación, le dieron atención médica,
alimentación y le enseñaron castellano. Estuvo medio año en Melilla y jugó
rugby de manera recreativa.
***
Tras algunos traslados en barco y autobús, Thierry
llegó a Madrid. Ahí, la suerte le cambió al atleta. Aún sin papeles, el
refugiado africano entró al Grifón, equipo de rugby de la policía. Y de ahí al
Barbarians y al Majadahonda. Hasta que llegó al Alcobendas de la Primera
División. Ahí Thierry conoció al entrenador Txiki Inchausti, quien lo metió al
gimnasio a ganar músculo y, de ser un atleta larguirucho de 85 kilos,
convertirse en un atleta de 115 kilos de fuerza y velocidad.
Resultó ser más bueno de lo que él mismo creía. Thierry
Futeu consiguió sus papeles para estar de manera legal en la península ibérica
gracias a que España lo quería en su selección. Debutó contra Alemania en marzo
de 2019. Sin embargo, cada vez que la selección española pisa el aeropuerto,
Thierry pasa por un lado y sus compañeros por otro.
Su manera de jugar y su idioma materno le ayudaron para
ser observado por varios equipos de Francia. El Stade Français le mandó boletos
de avión para que fuera a probarse al equipo, en una liga en donde se puede
vivir cómodamente de este deporte.
Titi superó la prueba y se convirtió en jugador de
primera línea del cuadro galo. Ello sin dejar de pertenecer a España como
seleccionado. Hoy vive en París con su novia francesa Rehane.
***
A Thierry Futeu le han propuesto convertir su historia en
una película. Él responde que todavía no, porque está inconclusa. Dice que
entre sus sueños está el de disputar un mundial de rugby con España y ser
campeón en suelo galo con el Stade Français.
Además, no olvida Camerún. Ahora que gana el suficiente
dinero en París está juntando una parte para montar la escuela más grande de
rugby en su país y un centro de alto rendimiento en Sant Cugat, donde entrenó
de joven. Quiere que ahí los niños puedan vivir, ir a la escuela y convertirse
en jugadores de este deporte.
Hoy tiene 24 años y casi seis de haber iniciado su
aventura fuera de casa. Sin embargo, no se arrepiente de haber tomado unos
trapos y el ahorro de su bicicleta para conseguir su sueño. Ello a pesar de
haber recorrido casi cinco mil kilómetros, atravesar desiertos y vivir meses
enteros en el monte, entre troncos, piedras y plástico.
Piensa que si se hubiera quedado en el barrio, en Duala,
quizá no hubiera sobrevivido a la violencia entre las bandas, las drogas y
robos.
EL RUGBY CRECE EN ÁFRICA
Titi probó fortuna en el Union Rugby Club Bilongue de
Camerún, además de entrenar con el equipo Sub 20 de su país. En los últimos
años, el rugby ha crecido en territorio africano y, como el caso de Thierry
Futeu, ha servido para que equipos europeos comiencen a alimentarse de
jugadores del continente negro.
Camerún no tiene la calidad de Sudáfrica, pero ha
aumentado la práctica deportiva entre sus jóvenes y niños.