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Hoy es martes, 23 de abril de 2024

El viaje de Titi; una aventura de Camerún a España

• Thierry Futeu tomó sus ahorros y recorrió cinco mil kilómetros para buscar refugio en Melilla. Seis años después es seleccionado español de rugby y jugador del Stade Français en París

El viaje de Titi; una aventura de Camerún a España

CIUDAD DE MÉXICO.

 

A inicios de 2014, unos seis mil migrantes africanos llegaron a Melilla con la intención de saltar la valla y pedir cobijo en territorio español. Había gente de Camerún, Nigeria, Senegal y Costa de Marfil. Entre ellos estaba un joven de 18 años llamado Thierry Futeu, mozo alto y delgado que abandonó a su familia en Duala (Camerún), un poblado donde dominan las bandas, las drogas y los pleitos callejeros.

 

Titi, así le dicen sus amigos, creció en el mismo territorio del futbolista del Barcelona, Samuel Eto’o, y, como muchos niños de la región, soñaba con llegar algún día a España y jugar la Champions. Sin embargo, a Thierry no le iba muy bien en los estudios y su padre (Jean Claude) le dijo que se le había acabado el tiempo de jugar futbol.

 

Un amigo lo llevó a probarse en un equipo de rugby amateur llamado Union Rugby Club Bilongue y de ahí dio un salto al equipo Sub 20 de su país. Todavía con su afición al futbol y a la Champions, Thierry comenzó a fortalecer los músculos hasta alcanzar los 85 kilos de peso y buscar fortuna en otro país.

Fue entonces que otro amigo lo motivó a que ambos fueran a probarse en un equipo en Marruecos. Entusiasmado, Thierry tomó los ahorros que había juntado cargando bolsas en los mercados y sacando arena de la playa para construcciones. Quería comprarse una bicicleta, pero la idea de jugar en Marruecos le cambió los planes.

 

Titi también quería dejar atrás los peligros de las bandas, los robos y las drogas, en un barrio en donde existe la justicia popular. Eso significa que la gente atrapa a los ladrones, violadores o pandilleros y los golpea hasta la muerte.

 

Atrás dejó a su madre Clarisse, sus hermanas Syntiche y Huilda, así como a su padre Jean Claude. Tomó su ropa de rugby, sus ahorros y los echó a un saco. Su padre le dijo que le avisara si la aventura no funcionaba para mandarle el dinero suficiente para su regreso.

 

De Duala a Marruecos hay casi cinco mil kilómetros. No sería tan fácil. Titi y su amigo tomaron un autobús y un taxi hasta la frontera con Nigeria. A Thierry se le acabó pronto el dinero y su padre le envió lo suficiente para que desistiera del viaje y regresara. El joven Futeu recibió el dinero, pero no renunció a su aventura. Atravesaron Níger, un desierto, un tramo en taxi y otro a pie. En Argelia se quedaron una semana para recolectar monedas recogiendo naranjas.

Cuando por fin llegaron a Marruecos, Thierry se enteró que la intención de su camarada no era jugar rugby. Buscaba saltar la valla en Melilla y refugiarse en territorio español. Vivieron más de ocho meses en el monte marroquí, en tiendas improvisadas con troncos, piedras y plástico. Allí se juntaron a la caravana de casi seis mil migrantes africanos que buscaban asilo. Sólo unos 400 lo lograron.

 

Titi lo intentó varias veces, en una franja donde la policía marroquí  no se tienta el corazón para golpear a los indocumentados. Había que correr de aquí para allá y regresar al monte en varias ocasiones.

 

Lo logró a la tercera. Una madrugada después de la final de la Champions entre el Real Madrid y el Atlético. La policía había mirado el encuentro en la víspera y la madrugada lucía desierta. Eran tantos los migrantes que saltaron la valla que los pocos uniformados fueron insuficientes para detenerlos.

El joven Futeu se lastimó una pierna al saltar la valla, pero no le impidió caer en territorio español. Aunque Melilla está en la punta del continente africano, pertenece al país europeo y la Policía Nacional respeta tus derechos (no así la Guardia Civil).

 

El joven de 18 años fue al Centro de Estancia Temporal de Inmigrantes, le asignaron una habitación, le dieron atención médica, alimentación y le enseñaron castellano. Estuvo medio año en Melilla y jugó rugby de manera recreativa.

                        ***

Tras algunos traslados en barco y autobús, Thierry llegó  a Madrid. Ahí, la suerte le cambió al atleta. Aún sin papeles, el refugiado africano entró al Grifón, equipo de rugby de la policía. Y de ahí al Barbarians y al Majadahonda. Hasta que llegó al Alcobendas de la Primera División. Ahí Thierry conoció al entrenador Txiki Inchausti, quien lo metió al gimnasio a ganar músculo y, de ser un atleta larguirucho de 85 kilos, convertirse en un atleta de 115 kilos de fuerza y velocidad.

 

Resultó ser más bueno de lo que él mismo creía. Thierry Futeu consiguió sus papeles para estar de manera legal en la península ibérica gracias a que España lo quería en su selección. Debutó contra Alemania en marzo de 2019. Sin embargo, cada vez que la selección española pisa el aeropuerto, Thierry pasa por un lado y sus compañeros por otro.

 

Su manera de jugar y su idioma materno le ayudaron para ser observado por varios equipos de Francia. El Stade Français le mandó boletos de avión para que fuera a probarse al equipo, en una liga en donde se puede vivir cómodamente de este deporte.

 

Titi superó la prueba y se convirtió en jugador de primera línea del cuadro galo. Ello sin dejar de pertenecer a España como seleccionado. Hoy vive en París con su novia francesa Rehane.

 

                        ***

A Thierry Futeu le han propuesto convertir su historia en una película. Él responde que todavía no, porque está inconclusa. Dice que entre sus sueños está el de disputar un mundial de rugby con España y ser campeón en suelo galo con el Stade Français.

 

Además, no olvida Camerún. Ahora que gana el suficiente dinero en París está juntando una parte para montar la escuela más grande de rugby en su país y un centro de alto rendimiento en Sant Cugat, donde entrenó de joven. Quiere que ahí los niños puedan vivir, ir a la escuela y convertirse en jugadores de este deporte.

 

Hoy tiene 24 años y casi seis de haber iniciado su aventura fuera de casa. Sin embargo, no se arrepiente de haber tomado unos trapos y el ahorro de su bicicleta para conseguir su sueño. Ello a pesar de haber recorrido casi cinco mil kilómetros, atravesar desiertos y vivir meses enteros en el monte, entre troncos, piedras y plástico.

 

Piensa que si se hubiera quedado en el barrio, en Duala, quizá no hubiera sobrevivido a la violencia entre las bandas, las drogas y robos.

 

EL RUGBY CRECE EN ÁFRICA

 

Titi probó fortuna en el Union Rugby Club Bilongue de Camerún, además de entrenar con el equipo Sub 20 de su país. En los últimos años, el rugby ha crecido en territorio africano y, como el caso de Thierry Futeu, ha servido para que equipos europeos comiencen a alimentarse de jugadores del continente negro.

 

Camerún no tiene la calidad de Sudáfrica, pero ha aumentado la práctica deportiva entre sus jóvenes y niños.