La Paz, Baja California Sur.- En rueda de prensa, Narciso Agúndez Montaño se refirió a su sucesor en el poder, el exgobernador Marcos Covarrubias Villaseñor, para ejemplificar cómo los gobernadores suelen dejar atrás planes de desarrollo que iniciaron sus antecesores con el único fin de no promocionar nada desvinculado a su proyecto personal. Hizo alusión a la fracasada construcción de la primera escuela de medicina en el estado y sostuvo que gracias a él se establecieron convenios para iniciarla, pero que el cesionario del poder los hizo a un lado sin importarle afectaciones sociales.

“En nuestro gobierno construimos 8 hospitales”, contó con los dedos el exmandatario, “y te puedo hablar de cuáles: el de Cabo San Lucas; la ampliación del ISSSTE en San José del Cabo; el Seguro Social de San José del Cabo; el nuevo Hospital Salvatierra en La Paz; el nuevo hospital del ISSSTE; podemos decir el CRIT, porque viene siendo la salud; el nuevo hospital militar; y se construyó el hospital de Loreto”. 

El siguiente paso en su plan, expuso, era la creación de técnicos, especialistas en medicina que ocuparan los puestos en esos hospitales, así que pensó en la creación de la carrera de medicina en Baja California Sur (BCS). “Fuimos con el secretario de Educación y con el secretario de Salud y nos dijeron ‘sí le entramos: búsquense 20 hectáreas como Gobierno del Estado que puedan tener agua, drenaje y luz’. Las localizamos cerca de la colonia Calafia y firmamos un convenio con el Instituto Politécnico Nacional: vino la directora a ver el espacio, vino a ver los hospitales, y dijo ‘vamos’. Pero llegó otro gobernador", entonó la voz, "y no le dio la gana”.

Antes de culminar su sexenio en el 2011, afirmó Agúndez Montaño, tuvo en sus manos la creación del presupuesto 2012, donde se destinaron 60 millones de pesos para la primera etapa de la construcción de la escuela de medicina, “y nada más porque no le dio la gana (a Marcos Covarrubias)”, juntó las cejas, “muchos jóvenes de aquí de Baja California Sur, de escasos recursos económicos, no pudieron estudiar una carrera de medicina”.

Pero no sólo eso, comentó, sino que se acabaron los apoyos para aquellos que deseaban prepararse fuera del país. Durante su administración, indicó, en coordinación con el Partido del Trabajo (PT), el Gobierno del Estado envió a cerca de 200 jóvenes a estudiar medicina a Cuba, “sin costarles un cinco el hospedaje, sin costarles un cinco la alimentación ni las colegiaturas, y hasta les ayudábamos con boletos de avión para que se pudieran trasladar”, pero Covarrubias Villaseñor, se lamentó, le quitó “la inspiración y la posibilidad a los jóvenes pobres de estudiar una carrera de medicina”.

Por último, es importante recordar que el entonces (y aún) titular estatal de la Secretaría de Educación Pública (SEP), Héctor Jiménez Márquez, dio a conocer que el Instituto Politécnico Nacional (IPN) ofrecía solamente servicios para consolidar una carrera de medicina homeópata, cuando lo que buscaba la mayoría de los interesados en cursar la carrera de medicina en BCS era la rama alópata, por lo que las inversiones en torno al proyecto resultarían, a juicio de la administración Covarrubias, injustificadas.