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Hoy es jueves, 18 de abril de 2024

Arturo Pérez-Reverte, un navegante entre el caos

• Es un cazador de historias que no cree en los intelectuales que ven un conflicto desde la distancia y lo rentabilizan en forma de libro

Arturo Pérez-Reverte, un navegante entre el caos

 

CIUDAD DE MÉXICO.- Arturo Pérez-Reverte vive a diario con sus personajes y caminar con ellos en la cabeza es lo que más disfruta; lo que come, mira, lee y se le ocurre tiene que ver con las figuras que pueblan sus novelas. “Tengo una continua interacción. Son como una compañía”, afirma el escritor español en entrevista con Excélsior.

 

Por esta razón, explica el creador de la saga sobre el capitán Alatriste, de la que ha publicado siete títulos entre 1996 y 2011, cuando termina una historia o cierra el ciclo de un personaje se siente “triste, vacío”, porque le está diciendo adiós.

 

No sé cuándo finaliza el ciclo de un personaje o cuándo se debe hacer una pausa. Creo que desarrollas una intuición profesional. Escribo novelas desde hace 30 años y he adquirido cierta sensibilidad o hábito de oficio. La experiencia, el instinto y el olfato te lo da”, comenta quien acaba de publicar Sabotaje (Alfaguara), novela con la que cierra la trilogía inspirada en el espía Lorenzo Falcó.

 

Creo que para Falcó tres novelas son suficientes por el momento, aunque después no sé lo que haré. Cerramos un ciclo para no saturar al lector ni al personaje. Pero Falcó no ha muerto, no se ha ido. Es posible que vuelva. Aún quiero hacer un par de relatos sobre él”, apunta.

 

El autor de Falcó y Eva, las otras dos novelas que integran la saga que arrancó en 2016, describe al protagonista como un tipo peligroso. “Es un hombre para quien la violencia es una herramienta de trabajo, un profesional de la violencia. En el mundo hay lobos y corderos y él es un lobo, un cazador. Es un héroe amoral, no tiene escrúpulos. No me gustaría tenerlo de enemigo”, detalla.

 

Con este espía franquista, quien fue reportero de guerra durante 21 años se volvió un experto en convertir el horror en palabras. “Tengo una ventaja técnica a la hora de escribir novelas sobre estos temas. Y es que no me han contado la violencia, el dolor y la tortura. No es teoría. No lo he aprendido en los libros, en los cuadros ni en el cine. Lo he visto y a veces he estado metido en el centro del caos y el desastre.

 

He observado cómo torturan, matan y violan a alguien sin poder hacer nada. He estado ahí como reportero. Cuando cuento esto estoy hablando de recuerdos personales. Es mi memoria la que actúa. Sé que hay sádicos, sicópatas e hijos de puta que ejercen la violencia porque les produce satisfacción el dolor de los otros. Hay para quienes la violencia es una herramienta de trabajo. Falcó es uno de ellos”, añade.

 

El autor nacido en 1951, que posee más de 20 millones de lectores en todo el mundo, ubica ahora a este personaje en la Francia de 1937. “Es un buen momento porque la Guerra Civil española está en plena vorágine. La Segunda Guerra Mundial está a punto de estallar. París está lleno de refugiados, espías, agentes. Es un lugar palpitante y me apetecía mover mucho a Falcó”, cuenta.

 

Aquí, la misión del agente es que el Guernica que está pintando Pablo Picasso no llegue a la Exposición Universal, donde la República española pretende conseguir apoyo.

 

El miembro de la Real Academia Española critica, de esta forma, a los intelectuales que se apropian de las guerras. “Estuve tres años en los Balcanes, y varios meses en Sarajevo. He visto a intelectuales franceses, españoles y norteamericanos, cuyos nombres no voy a decir: llegan, están dos días, se toman fotos y regresan a contar en un libro lo que pasa. Así que no sufren, no sudan, no sangran; pero sí lo rentabilizan. Cuando un intelectual analiza un conflicto desde lejos, me produce un saludable escepticismo, cuando no desprecio”.

 

EL MAR Y LA LECTURA

 

Pérez-Reverte, quien se define como “un navegante-lector que accidentalmente escribe novelas”, aclara que Falcó no es el único personaje que ha nacido de su pasión por la historia y el periodismo; también está el capitán Alatriste.

 

Son muy distintos, aunque los dos ejercen la violencia. Alatriste es un personaje que ha tenido fe; que ha creído en la patria y en la bandera, y la vida lo ha despojado de eso. Es un héroe moral, dolido, triste, porque está consciente de la amargura y el fracaso. Falcó, por el contrario, es un héroe amoral, un hombre sin ningún tipo de regla”, indica.

 

Además, ambos nacieron gracias a esa capacidad de documentar que le da el periodismo. “Los peores defectos que tengo se los debo a este oficio. Pero además me ha dado la capacidad rápida de analizar y de estar siempre alerta, atento y luchando. Soy un cazador. Todo lo que veo y me pasa, me da algo. No necesito escribirlo, no lo olvido”.

 

Quien ahora comparte su tiempo entre la literatura, el mar y la navegación dice que sólo desea seguir haciendo lo que hace. “Tengo el privilegio de que todo lo que quise hacer en la vida ya lo he hecho. Pero todo me ha costado. Nadie me lo ha regalado. Tengo derecho a tener lo que tengo y aspiro a seguir haciéndolo”.

 

Por lo pronto ha comenzado una novela histórica. “Pero las obras no existen hasta que las terminas. Por eso soy muy trabajador. Escribo ocho horas diarias. No soy un artista. Me siento a escribir aunque no tenga ganas y siempre sale algo”.