WASHINGTON. El viernes pasado, la Casa Blanca organizó la celebración anual de Noche de Brujas a la que decenas de estudiantes de las escuelas primarias locales, asistieron para divertirse junto con el presidente
WASHINGTON.
El viernes pasado, la Casa Blanca organizó la celebración anual de Noche de Brujas a la que decenas de estudiantes de las escuelas primarias locales, asistieron para divertirse junto con el presidente de Estados Unidos.
Tanto Barack Obama, como su esposa, Michelle, repartieron dulces a los niños que iban disfrazados de vampiros, fantasmas bomberos y brujas. Todo iba bien hasta que un pequeño bebé apareció disfrazado del Papa. Fue ahí cuando el mandatario demostró una vez más que no puede controlarse cuando ve a un bebé. Obama pasó varios minutos mimando al niño, quien había llegado montado en una versión miniatura del Papamóvil.